Kant nos afirma que no se puede determinar el concepto de
felicidad y por tanto que solo se puede obrar, dar consejos empíricos como por
ejemplo una dieta, para ahorrar…
Una reflexión que no hicieron suya los ilustrados franceses, que convirtieron la satisfacción y el bienestar personal en un arte de vivir. Pero no solo razonaron sobre cómo maximizar el placer y minimizar el dolor, también convirtieron la felicidad en un objetivo político.
El objetivo de la sociedad es la felicidad común. Unos años antes, en 1787, ilustrados norteamericanos como Thomas Jefferson y Benjamin Franklin ya habían establecido en la Constitución de Estados Unidos el derecho de todos a la búsqueda de la felicidad.
Thomas Jefferson Benjamin Franklin
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